miércoles, 27 de mayo de 2015

Perra Pop Presenta: Aifon


A simple vista Aifon es un proyecto reciente con una banda extensa, una multitud con una muy corta vida. La banda: Gustavo Quirós en la voz y guitarra (Los Waldners), Ileana Sáenz en la guitarra, Ivannia Morales (The Electric Creatures) en el sax, Mariel Vargas (The Electric Creatures) en el bajo, Lina Jiménez en el teclado y Mari Navarro (Colornoise, Punto Konfliktivo) en la batería. Debutaron en el cuarto Folk Collective, en el Sótano/Amón Solar en Octubre 2014. Se formaron apresuradamente un mes antes. Su alienación se lee como un derroche de talento.

La pregunta es ¿cómo una banda con tanto personal logra montar un set en tan solo un mes?

En este caso la respuesta más obvia es probablemente la más cierta. Aifon no fue una banda que nació de un proceso creativo extenso, ni era un grupo de compas que se reunían regularmente a jammear a ver que salía. No. Aifon nació de la mente inquieta de Tavo Quirós hace muchos años, donde se fue marinando y marinando hasta que una fuerza externa lo obligó a salir, como suele suceder con los más tímidos. La primera vez que Aifon entró como banda a una sala de ensayo, ya existía un guión pre-determinado para cada instrumento, ya existía un espacio cuidadosamente diseñado, imaginado, para que se movieran sin chocar entre sí. El reunir gente tan talentosa con un propósito tan claro fue una movida ambiciosa, hacerlo en tan poco tiempo era descabellado.

Entonces la pregunta es ¿quién es Tavo Quirós?


Tavo es una de esas fuerzas elementales de la escena musical local. Un alma sensible con un humor tierno y una creatividad constante e inquieta. Ha tenido roles diversos -bastante visibles- dentro de la movida alternativa, y dentro de la vida nocturna capitalina. Fue de los primeros DJs de planta de La Esquina de Mario Miranda cuando recién abrió. También tuvo un rol importante en el Hoxton, primero como DJ en su primer local y luego como Administrador en su segundo espacio. También formó parte de un núcleo de músicos que participaron en una serie de tributos a bandas de rock extranjeras, que tuvieron un éxito de taquilla bastante notable. Sin embargo ninguno de estos puntos en su currículum explican el rol que ha tenido Tavo dentro de la escena rockera local, son meramente un acompañamiento a una carrera brillante y colorida.

Creo que uno puede ver la evolución del rock alternativo costarricense de este milenio a través de la actividad de Tavo. Los últimos quince años lo han atrapado trabajando en proyectos que encapsulan el espíritu de cada momento, de cada instante de este crecimiento. Es bastante impactante la modestia que muestra cuando uno le señala todos los años de actividad frenética y constante que ha acumulado, y cómo ha dejado atrás a muchísimos músicos de su generación y generaciones posteriores. Siempre trabajando, siempre con el oído atento a sonidos nuevos, siempre dispuesto a ayudar a alguien que viene empezando. Puedo contar con que si hay algo importante que deba escuchar, voy a recibirlo en un mensaje de él en algún momento. Siempre renovado, pendiente, filoso.


La primera banda que donde escuché a Tavo tocando se llamaba Elemento. Era una banda de rock pesado alternativo con influencias tipo Perfect Circle y Faith No More, con un vocalista obsesionado con Nino Bravo y un célebre baterista que todo el mundo consideraba el arma secreta. Era una banda poblada de personalidades alfa, mucho ego y muchísimo talento. En medio de ese remolino estaba Tavo, callado y simpático. Sobresalía de entrada por su dulzura y su entusiasmo. Por sus chistes auto-flagelantes. Por su conocimiento enciclopédico y diverso de música alternativa. Nos conocimos primero a través de un foro de rock nacional en internet -que era lo que todos los fans y músicos frecuentábamos antes de que las redes sociales se consolidaran- y luego en persona. Estábamos organizando un concierto juntos de ESimple con Elemento -concierto donde conocí a Mario Miranda en la peor situación posible, pero esa es otra historia-, yo en mi rol de manager y él como bajista. A partir de ahí sostendríamos charlas esporádicas al toparnos alrededor de los bares de la California y chatearíamos otro tanto por Messenger.

No estoy seguro si Elemento dejó algo grabado. Sospecho que no y creo que es una negligencia criminal, no sólo por lo buena que era esa banda, si no porque creo que en unos años la obra de Tavo recibirá mucha atención y es una cagada que no tengamos evidencia de sus comienzos. Aprovecho este instante para contarle al mundo entero que una vez estaba sentado tomando birras con Abidán Moraga, haciendo una lista de las músicos más importantes de cada banda que estaba activa en la escena durante el principio de los 2000 y al llegar a Elemento le dije "Tavo Quirós, ese mae tiene algo pasando que no es usual, ve cosas que otra gente no está viendo". Y agregué: "cuando empiecen a colapsar las bandas y se vayan reuniendo los músicos que sobreviven en otras combinaciones, este mae es de los que va a surgir" y tuve razón, nada más no sabía que iba a dar un giro tan impresionante.


Durante el tiempo que Tavo está de DJ en La Esquina, tiene un reencuentro con la música alternativa que escuchó de niño, específicamente Morrisey. Aparte de eso, cosas nuevas que empezaban a sonar como Interpol y Placebo fueron dejando su huella y se entrega a ellas totalmente. Nada de esto sonaba como Elemento ni era influencias que podía trasladar ahí. Al desaparecer Elemento, Tavo participa con músicos de otras bandas de rock fragmentadas en tributos a bandas como Stone Temple Pilots y Foo Fighters. Esos conciertos de covers que fueron inmensamente populares -y que durante un par de años se adueñaron de los escenarios grandes y de mucho del talento local- tampoco sirven para canalizar su creatividad, pero en ellos encuentra los miembros de su nueva banda: la increíblemente popular Keep The Gap.

Keep The Gap fue un experimento exitoso que provino del más inesperado de lugares. La sección rítmica de la banda (Tavo y Rodri Chaverri) provenía de bandas de rock pesado, la otra mitad (Adrián y Michi Pauly) eran ex-miembros de Cabuya, una banda de pop con fuertes influencias de reggae y funk. Lo que crearon no era ninguna de las dos. Keep the Gap era una banda de alternativo bastante moderno, con bajos post-punk de Tavo y fuertes influencias de Fiona Apple y Regina Spektor en las vocales y piano. La combinación fue muy efectiva, tocaron en salones repletos y en conciertos internacionales. Hasta el día de hoy considero que "I Forgot" es una de las joyas pop más perfectamente escritas y ejecutadas del rock nacional; entre el 2007 y 2009 que trabajé en Area City como DJ la programé incansablemente.


Al principio Tavo está increíblemente entusiasmado con poder perseguir su musa y buscar el sonido que ha soñado por años, pero poco a poco -por pura química natural- la banda se va alejando de esto y encontrando su zona de comfort lejos de ahí, en espacios más pausados y elaborados. Al mismo tiempo Tavo se va empapando de la nueva ola de folk que viene de Norteamérica y esto lo pone a componer de nuevo; comprendiendo que su banda no es el espacio ideal para estos descubrimientos, empieza a trabajarlos por aparte, a solas. Un colaborador por excelencia, Tavo sabe escoger bien sus batallas.

Fue por esos años que escuché por primera vez lo que se convertiría en Aifon. Estábamos sentados en algún lugar y Tavo andaba unas grabaciones caseras que quería que escuchara; mi memoria insiste que fue en La Sabana pero Tavo luego me aclaró que fue en Yellow Submarine. Me pongo los audífonos y escucho unos trabajos complejos de mandolina y otros instrumentos acústicos. Al parecer los venía trabajando desde hace rato y se había enseñado a tocar instrumentos nuevos buscando el sonido que tenía en su cabeza. Me pareció encantador, pero también me pareció obsesivo y loco y algo genial.


Para el momento en que explota la nueva generación de bandas alrededor del Lobo Estepario en el 2010, la banda Tavo estaba lejos de ahí, ocupando escenarios más grandes y sofisticados. No obstante Tavo asistía regularmente a los conciertos en el Lobo y le seguía la pista a sus bandas. Tal era su compromiso con esa movida que estuvo a cargo del proceso de pre-producción del primer disco de The Great Wilderness. Este detalle podría no ser tan significativo, pero fue un detalle que fue decisivo para su siguiente movida.

Eventualmente Tavo cumple su ciclo en Keep The Gap y sigue adelante. Durante un tiempo muy breve tuvo planes, sus ideas inconclusas a punto de cuajar, pensando como armar una banda y tocar sus canciones. Sin embargo, cuando Los Waldners buscaron un bajista nuevo, fue el primero en la lista. Su trabajo previo con TGW era recordado con afecto por Andrea San Gil, ex-baterista de esa banda y ahora baterista en Los Waldners; además ese primer disco había sido grabado por Daniel Ortuño, quien era guitarrista de Los Waldners y admirador de su trabajo en el bajo. Como si fuera poco, Luis Carballo -el vocalista- encontraba que su actitud y su energía era justamente el tipo de energía que quería tener en su vida. Fue un matrimonio perfecto. Paralelo a esto, Tavo ocupa por períodos intermitentes la posición de bajista en The Great Wilderness para giras internacionales, algunos conciertos y grabaciones, profundizando su relación como complemento creativo de Paola Rogue -a quien ahora asiste en su proyecto solista-. La libertad creativa de Los Waldners y el espíritu libre y vulnerable de esta banda le permitieron florecer y validarse creativamente; igual su experiencia con TGW le ayuda a entender su destreza como colaborador. Era el momento de algo más.


El trabajo creativo de Tavo era un secreto a voces. Todo el mundo sabía que tenía material desde hace años y que no se animaba a sacarlo. Entra en escena Milo Bekins, el jóven productor de los eventos Folk Collective. Milo está siempre en busca de bandas nuevas para sus eventos y le pregunta a Tavo por su material; lo anima a subirse en tarima y tocarlas en vivo para el siguiente concierto. Tavo acepta. Como Tavo es un absoluto demente, decide que la única -repito: única- forma de ejecutar este material es con una banda de seis integrantes que incluya un saxofón, dos guitarras, un bajo, un teclado y percusión. Cuando me comentó su idea yo le dije que estaba absolutamente loco, que era imposible y que mejor ni lo intentara porque entonces nunca iba a poder concretar nada e iba a seguir toda la vida con ese material guardado. Ja. Claramente no contaba con su ética laboral ni el poder de su dulzura.

Acá es donde entramos a una de las áreas más particulares de Tavo: su dulzura y su nobleza. Tavo es el tipo de hombre que tiene amigas que confían y cuentan con él, que saben que pueden sentirse seguras y respetadas a su lado. Este detalle no es nada ligero cuando estamos hablando de hombres latinos. No es alguien que genere desconfianza ni amargura. Es el apoyo y la constante de mucha gente. Un amigo infatigable y comprometido. No es víctima de discursos tóxicos de masculinidad trasnochada. Es sensible y abierto. El mejor ejemplo del tipo de persona que es el siguiente: faltando un mes para su concierto, decide llamar a cinco de sus amigas, todas músicas, y pedirles que le hagan el favor de montar sus canciones con él y que formen una banda. Cinco personas, todas talentosas y algunas muy experimentadas, que saben lo imposible que es una tarea como esa. Logra convencer a cinco personas -independientes, pensantes, conscientes- de embarcarse en una aventura como esa solo con el poder de su carisma y su energía. Lo hacen por él, porque confían en el, lo hacen por que creen en él y saben que merece su respaldo y su tiempo.

No conozco a NADIE que pueda lograr eso.


Faltando unos días para su concierto debut saca una una grabación impecable de un ensayo de su banda nueva, bautizada Aifon, siguiendo el patrón típico de su humor defensivo donde las cosas nunca se toman tan en serio. El talento de la banda es envidiable. La música es de todo menos juguetona. Es frágil y nostálgica, igual que la portada de su disco. El disco está impregnado por un vacío, por un anhelo de lugares lejanos y distantes. Nada de ese disco habla del lugar donde está si no solo extiende su mirada y estira sus manos a tierras distantes, idealizadas, como si fueran las versiones de ciudades que uno crea en su cabeza cuando uno ve fotos viejas... separadas por tiempo, geografía y contexto. Esas cuatro canciones de Aifon -todas joyas melódicas con arreglos impecables- son como una gran negación de un momento, son como un hueco en la panza, el reflejo de la realidad en el agua de un lago, el lugar donde uno va cuando la tristeza cubre todo y uno está hecho un puño en su cuarto pensando en un lugar ideal. Es un mundo ajeno y distante. Una aspiración trágica que inunda todo.

Próximamente Aifon sacará su disco debut. Escuché hace poco las maquetas y me emocioné mucho. Ha sido un largo camino para llegar acá, para llegar a él mismo. Me conmueve la lealtad que inspira, la forma en que todo el mundo se mueve para que él pueda llegar a ese lugar donde sabemos que pertenece. Me pregunto a veces si él lo ve, si ve las olas de amor que se dirigen constantemente en su dirección. Quiero ese disco, quiero sentarme a escucharlo echado en el piso, pensando en ese mundo interior que tiene, en esos espacios mágicos y distantes que describe con su música.


Aifon - Demo (2014)

Aifon en Soundcloud.


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